domingo, 11 de mayo de 2014

Black Friday

La tarde termina y en tropel, hastiados de rutina semanal, caminan a paso veloz por las calles de la zona vieja del centro de la ciudad, lo mismo auxiliares administrativos que obreros, ejecutivos que burócratas, políticos que comerciantes, y hasta una que otra alma consagrada al culto del buen Dios, unos gente buena y dedicada, otros rapiña de la peor calaña, con los bolsillos repletos de dinero, del salario o la ganancia de la semana, con el común denominador de buscar las mismas mercancías que les satisfagan de alguna forma las carencias del cuerpo y el espíritu, que llenen sus vacíos y alivien sus dolores.

Es viernes, viernes negro, como todos los viernes del año, pero así es el comercio, bien lo sabes, y con la tristeza de, al paso de los años, no haberte aún acostumbrado, preparas el ánimo y el cuerpo para atender a cuanto parroquiano venga al oscuro y maloliente cuchitril por un tanto de alcohol y sexo y hasta amor, según el pago.

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