lunes, 17 de junio de 2013

El adiós

Me dejaste aturdida en el olvido
de tus manos.
Sin saber porqué
te alejaste condenándome a vivir en el infierno
sin ti.

¿Y qué hago ahora
con estas caricias que de tuyas son sin cuerpo?

Abandonas el alma que se entregó
sin remordimientos
cuando el cuerpo ansiaba lo que no tenía
en otro dueño.

Condenas al abandono de quimeras
de las tardes de abril,
a los besos frustrados que no te daré
y sin tiento te ríes
sabiendo que sin ti poco a poco muero
enterrada en el olvido de tu risa.

¿Y qué hago yo con tantos sueños
que forjé al amparo de tus brazos?
Para qué nací
si en tu olvido habría de morir.

Tristes lamentos estallan en la fría noche de invierno
cuando mirando tu retrato
pregunto si de mi te acuerdas
ocultando en mi almohada
lágrimas de desventura.

Que pena da
morir de amor
y tu ni te enteras
siendo feliz
al olvidarte de mi.