jueves, 9 de mayo de 2013

Para cuando se nos acabe el amor

Ni tus manos,
ni tus dedos,
ni tus senos
como cántaros
ni tus caderas
generosas,
ni tu cintura
apretada,
ni tu espalda
sudorosa,
ni tus piernas
poderosas,
ni tus labios,
ni tu lengua
recorriéndome
las ganas
y el deseo,
ni el cálido gusto
de tu sexo,
húmedo,
turbio,
pegajoso.

Cuando acabe el amor
no habrá nada que,
cubierto de negro satín
por envoltorio,
me puedas regalar
para volver a ganar
lo que habremos perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario